lunes, 13 de mayo de 2013

El Olimpo de los héroes

La épica concentrada en poco menos de dos kilómetros porque en el planeta hay lugares y lugares. Algunos, unos pocos, diseñados por los dioses en busca de la  heroicidad y construidos por el diablo porque solo en el ciclismo el infierno está al lado del cielo, no hay purgatorio.

Los dioses celtas escogieron su morada con vistas al Atlántico y bañada por el agua de una cascada. Allí vieron el transcurrir de los años hasta que un día otros dioses, los del ciclismo, transformaron aquel sitio, en la Meca de la épica, la heroicidad y la hazaña, convertida en carne y hueso.

Regado con las gotas que derramaba el romper del agua mezcladas con las del sudor y dulcificadas por lo rayos de sol, el camino del Olimpo fue escenario de la batalla de las batallas jamás contada, aquella basa en la autenticidad de los pedales, en el esfuerzo del ser humano con el único de objetivo de superarse a si mismo, sin más pensamiento que doblegar la ‘rampa del infierno’ –una cuesta de cemento de poco más de cien metros solo está reservada para los valientes-.

Resguardada por la brillantez de una cascada y por los recovecos de la carretera, el universo ciclista descubrió el 30 de agosto del pasado año un nuevo muro dispuesto a disfrutar de su particular historia mitológica, cuyo primer capítulo escribieron los héroes de La Vuelta 2012.

Ézaro fue el lugar escogido por Joaquim Rodríguez para cimentar sus sueños de ganar la ronda española, por Contador para no doblar su rodilla ante la adversidad en su regreso a la rutina y de Valverde para demostrar que los ciclistas son diferentes, que su alma está  hecha para buscar la alegría a través del sufrimiento.

‘Purito’ llegó primero. Lo hizo demostrando que los muros están hechos para él. Levantó los brazos hacia el cielo convertido en gloria, pero el que ganó fue el ciclismo porque adhirió para su particular causa, la de la épica, un lugar en el que habitan los dioses: Ézaro. En La Vuelta nada es igual desde ese día.

Fdo. David Acevedo López, periodista y descubridor de Ézaro para La Vuelta