domingo, 15 de febrero de 2015

El todopoderoso mexicano de Galicia

AUNQUE SUS BIOGRAFÍAS oficiales señalan México como su lugar de nacimiento, Mario Vázquez Raña siempre se sintió gallego de la localidad ourensana de Avión, donde pasaba sus vacaciones y hacía escala en cuanto sus viajes se lo permitían y a donde acudían a jugar con él al dominó personajes como Carlos Slim (el tercer hombre más rico del mundo) o José María Aznar. Su jet privado era habitual en el aeropuerto vigués de Peinador.

Su poder era tan grande y sus cargos tan variados, que cuando se presentaba no entregaba una tarjeta personal, sino un sobre que contenía siete. En sus años de esplendor, el ‘gallego’ fue todopoderoso, hizo y deshizo a su antojo. Fue determinante en toda una era, la de los ‘cuatro latinos’, que llegó a su fin a su muerte porque ya no están el brasileño Jõao Havelange, que estuvo al frente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) durante 24 años. Ni el italiano Primo Nebiolo, 18 años mandando en la por entonces Federación Internacional de Atletismo (IAAF). Y tampoco el español Juan Antonio Samaranch, que presidió el Comité Olímpico Internacional (COI) durante 21 años, que mantenía con Raña una relación muy especial.

Hay un dato muy relevante en la autobiografía de Samaranch, ya que el de Raña es uno de los tres nombres que más menciona el histórico dirigente barcelonés que era habitual del avión privado del mangate mexicano y en el que se desplazó de Sidney a Barcelona durante los Juegos del año 2000, para asistir al entierro y funeral de su mujer. 

El jet privado de Raña fue además el vehículo que utilizaron presidentes y miembros del COI para sus desplazamientos por todo el planeta. Allí, para hacer más llevaderas las horas de vuelo, le gustaba jugar al dominó haciendo pareja con Jimena Saldaña, su mano derecha desde hace más de treinta años. «Con Samaranch y Nebiolo éramos una fuerza infernal, una fuerza para beneficio de todos», dijo el 22 de abril de 2010 al asistir al funeral de Samaranch.

A través de la Odepa (Organización Deportiva Panamericana) Vázquez Raña mandó en el olimpismo de toda América, pero como presidente de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales (ACNO) entre 1979 y 2012 -33 años- y de Solidaridad Olímpica, -que reparte dinero a países pobres- su influencia era gigantesca y de alcance planetario. A eso hay que unirle su presencia en el comité ejecutivo del COI del que fue miembro hasta cumplir la edad límite de 80 años. Entró en el organismo el mismo día que el actual presidente, Thomas Bach.

La influencia y poder de Vázquez Raña -pese a no hablar una palabra de inglés- fue usada por Juan Antonio Samaranch para revolucionar el COI y consolidar su presidencia. Fue un apoyo crucial. El dirigente español tuvo claro, desde que asumió en 1980 el mando del movimiento olímpico, que para recuperar el organismo creado por Coubertain necesitaba contar con el respaldo de los comités nacionales y de las federaciones internacionales, verdaderos impulsores del deporte. No en vano los CON, cuya asociación presidía desde 1979, hasta entonces habían pintado más bien poco en el COI.

Aunque era prudente, tenía de vez en cuando arranques de incómoda sinceridad, como cuando afirmó que el 90 por ciento de los miembros del COI aprobaban «cosas con las que no estaban de acuerdo».

Además de su avión, su dinero y sus grupos empresariales acudieron al rescate del Comité Olímpico Internacional siempre que el organismo lo necesitó. Si no había donde celebrar una asamblea, allí estaba don Mario para ofrecerse. De hecho, la Sesión del COI solo se ha organizado hasta ahora siete veces en Latinoamérica y tres de ellas han sido en México: 1943, 1968 y 2002. También ACNO y ODEPA se han beneficiado en muchas ocasiones de la hospitalidad del listo dirigente de origen gallego que decidió dimitir de la presidencia de los comités nacionales cuando comprobó que había perdido su control y que tenía las de perder con el jeque kuwaití Ahmad Al-Fahad Al-Sabah, pero no dudó en denunciar «la demencial y agresiva carrera» que se había abierto para sucederle.

Reconocido en algún momento por los medios como el motor deportivo de América Latina, Vázquez Raña se caracterizó por su personalidad, su carácter duro y su capacidad para negociar como demostró después de que el Gobierno cubano se enojara porque le dieran la sede de los Juegos Panamericanos de 1987 a Indianápolis y no a La Habana. Entonces se entrevistó con Fidel Castro y lo convenció de organizar la edición de 1991.

Mario Vázquez Raña -su hermano Olegario es el presidente de la Federación Internacional de Tiro- era el propietario de la Organización Editorial Mexicana, la mayor compañía de diarios del país que edita 70 periódicos y tiene 24 estaciones de radio. Entre 1986 y 1986 fue dueño de la agencia de noticias estadounidense United Press Internacional (UPI).