domingo, 17 de febrero de 2013

Más que un simple pionero

HUBO UNA época en la que Rafa Gil, para ganarse unas ‘perrillas’ mientras estudiaba Delineación, acudía al campo de tiro de Cernadiñas Novas, al igual que otros jóvenes, para cargar continuamente las 15 máquinas que lanzaban los platos. De esa manera se ganaba entre tres y cuatro céntimos por cada uno, que suponían un atractivo ‘botín’ al final de cada jornada.
Un día, mientras esperaba a que llegasen los tiradores, apareció por el campo de Bora un señor con un arco y unas flechas. Lo que sorprendió a Rafa y sus amigos -entre ellos estaban Chacón y Corrochano- es que no era para jugar a los ‘indios y vaqueros’, sino para practicar deporte. Lo que fue inicialmente una manera de ‘matar el tiempo’ antes de comenzar con el trabajo se convirtió en un apasionante hobbie y una manera de sentir.

Lo que Rafa y sus amigos no sabían es que estaban poniendo los cimientos del tiro con arco en Galicia, que era absolutamente inexistente en la comunidad autónoma. Aquella primera vez dio paso a una actividad continuada porque les enganchó, especialmente a Rafa. Era la primavera de 1972 y meses más tarde, en concreto en agosto con motivo de las fiestas de A Peregrina, se llevó a cabo en el Pabellón Municipal –había sido inaugurado unos años antes- la primera exhibición de este deporte en Galicia. En la línea de tiro, doce deportistas que habían acudido desde Vigo, A Estrada y varios pontevedreses.

Su afición por este deporte creció, pero el conocimiento era mínimo y los medios menos. Lo único que no faltaba era buen material, cada uno se pagaba el suyo, porque gracias a Chacón -por aquel entonces su familia tenía una de las mejores tiendas de deporte de Galicia- tenían la posibilidad de adquirir las flechas y los arcos de marcas tan prestigiosas como Yamaha, que era la mejor del mercado. La única manera de mejorar era aprendiendo por error y aplicando la lógica, hasta que se estableció en Vigo un pucelano de nombre Julio Rodríguez de la Llana, que se convirtió en el primer delegado en Galicia de la Federación Española de Tiro con Arco. Comenzó a enseñarles y la mejora fue considerable.

A la exhibición veraniega del año 72 le sucedió la primera competición oficial al aire libre celebrada en Galicia, que tuvo como escenario el por aquel entonces Estadio de la Juventud, en la actualidad Centro Galego de Tecnificación Deportiva. El competir nunca fue una obsesión para este pontevedrés cuyos antiguos alumnos del Sagrado Corazón aseguran que tiene mucha fuerza en las manos. A pesar de eso, siempre fue un asiduo de cualquier trofeo y en 1974 formó parte del primer desplazamiento fuera de Galicia que hicieron arqueros de esta región. Fue a Madrid, con motivo de las competiciones que el antiguo régimen organizaba el Primero de Mayo.

Poco a poco el tiro con arco dejó de practicarse en la ciudad. Los núcleos importantes pasaron a Vigo y a la provincia de A Coruña, que es la que tiene más practicantes en la actualidad, algo que coincidió con la retirada de Rafa Gil a mediados de los años ochenta como consecuencia de una enfermedad. Hasta que en 1991 un día hicieron por verlo un grupo de personas que pocos meses antes habían creado el primer club de la historia de este deporte en la ciudad. Buscaban al viejo maestro, no por edad sino por antigüedad en el deporte, para que las ayudara. En la actualidad el Boa Vila sería imposible de entender sin Rafa Gil.

Era como volver a empezar, pero con la dificultad de no contar con un lugar adecuado para la práctica de este deporte. El colegio de Campañó, el Instituto de A Xunqueira, el local de los vecinos de Cerponzóns  y hasta un corral de vacas fueron el escenario de los entrenamientos hasta que encontraron cobijo en el Casino Mercantil.

Hubo un momento clave, un día de 1991 cuando el club organizó, ni sin pocas dificultades, un campeonato en el Sánchez Cantón. La respuesta de público y practicantes  fue asombrosa. Aquello fue el empujón necesario para que la pasión no se detuviera nunca. Tres años más tarde desarrolló un Campeonato de España –el próximo mes de junio llevará a cabo otro- que fue un rotundo éxito en todos lo aspectos.

Han pasado casi 41 años de aquella primera vez. Cuatro décadas desde que este pontevedrés silencioso, y muy buena persona según aseguran los que le conocen, se enganchó para siempre a un deporte, en la máxima expresión de la palabra,  porque el placer lo encuentra al preparar las flechas, al limpiar el arco…  da igual el resultado porque cuando su mujer lo nota estresado le pide que vaya tirar y funciona, porque regresa relajado.

Este pontevedrés de casi 60 años es uno de esos que forman parte del grupo de imprescindibles, de los que nunca reclaman el lugar que les pertenece en la historia del deporte gallego, pero que sin ellos nada hubiera sido lo mismo, y en este caso seguro que peor. El tiro con arco gallego presumió en los Juegos de la XXX Olimpiada, los de Londres, de contar con una finalista, pero todo empezó aquel día de primavera de 1972 en el que Rafa Gil se enamoró de este deporte cuando estaba esperando para ganarse unas ‘perrillas’.

1 comentario:

  1. Ese pucelano era mi padre, Julio Rguez de la Llana. Falleció el 7 de diciembre del 2013. Nunca disparé una flecha con él, pero al desempolvar sus recuerdos encontré sus arcos y el resto del equipo. Sólo llevo tres días tirando y estoy tan entusiasmado que sólo lamento no haberlo descubierto a su lado. Cada flecha va por tí, padre

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