martes, 19 de febrero de 2013

En su justa medida

Pocos equipos son tan fiables en el deporte de alta competición como la selección española de fútbol sala

 
 
Cinco últimos Mundiales y otras tantas finales, en dos de ellas levantó el máximo trofeo. Ese es el balance de una selección española que ayer se quedó a las puertas de conseguir un nuevo título universal. Un bagaje que cualquier equipo firmaría y de nuevo perdió una final peleando hasta el último suspiro. Hace cuatro años cayó en la tanda de penalties y ayer, a menos de 20 segundos para la conclusión de la prórroga.

La fiabilidad de ‘La Roja’ de fútbol sala es envidiable. 16 años al máximo nivel, algo que ni si quiera ha podido firmar Brasil, a la que España apeó de la final en 2004. El fútbol sala de alta competición ya no es un deporte de mínimos. Cada vez son más los países que son una referencia. El estar siempre luchando por los títulos desvirtúa los méritos, especialmente en un país como el nuestro, pero la trayectoria del equipo español es absolutamente envidiable.

Hace 15 años se decía que verdaderas potencias había cuatro o cinco, pero este deporte ha evolucionado, tanto en cantidad como en calidad. El Mundial que terminó ayer lo disputaron 20 selecciones, de las cuales cinco o seis pueden dar un disgusto a España o Brasil en cualquier momento. En Europa, Rusia, Italia, Ucrania, Portugal y España son lo referentes actualmente, hace algo una década había una gran distancia entre Rusia y España y el resto. El mérito radica que mientras los demás viven ciclos, nosotros nos mantenemos en la élite. España ha disputado la final –ganó seis- de siete de lo ocho Europeos celebrados y en el Mundial nunca se ha bajado del podio.

El éxito cotidiano hace que no se valore en su justa medida los logros. Si España se pasara un tiempo sin luchar por el título en las grandes citas, el día que lo volviera a hacer nos daríamos cuenta de lo mucho que cuesta estar siempre en la élite.

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