domingo, 23 de febrero de 2014

La bandera centenaria














LA RECUPERACIÓN de los Juegos Olímpicos no solo era un viejo sueño de Pierre de Coubertin, sino su ideario vital, al que dedicó todo su trabajo, ilusiones y recursos económicos. Era un proyecto argumentado desde su particular pensamiento pedagógico y su visión de unir a los pueblos a través del deporte.

Intentando convencer a todos, viajó por todo el mundo hablando de paz, comprensión entre los hombres, y mezclándolo todo con la palabra deporte comienza a establecer los principios de la creación de los Juegos, porque Pierre soñaba con unir en una extraordinaria competición a los deportistas de todo el mundo bajo el signo de la unión y la hermandad y sólo por el deseo de conseguir la gloria; competir por competir.

La idea de Coubertin parecía insensata y chocó con mucha incomprensión, no en vano fue a la segunda intentona cuando consiguió, en 1894, la fundación del Comité Olímpico Internacional en la universidad francesa de La Sorbona, y dos años después se celebraron los primeros Juegos.

Recuperado el movimiento olímpico, Coubertin comenzó a dotarle de valores y de sentido. Nada estaba dejado al azar. De su amigo dominico Henri Didon cogió el que sería el lema olímpico: ‘citius, altius, fortius’. En los cuartos Juegos, los de Londres 1908, por primera vez desfilaron todos los deportistas, y cinco años más tarde dotó al CIO, como le gustaba decir, de su símbolo: los anillos, que no aros, olímpicos. Fue en agosto 1913 y los presentó a través de la publicación ‘La Revue Olympique’.

Su siguiente paso fue convertir los anillos en un símbolo, y en el Congreso Olímpico -no confundir con las sesiones del COI que se celebran cada dos años- de 1914 -el sexto de la historia, solamente se han desarrollado trece- presentó la bandera olímpica con motivo de la conmemoración del vigésimo aniversario del COI. La idea de Coubertin era simbolizar la unión entre las naciones de los diferentes continentes. El resultado son los cinco anillos entrelazados de diferentes colores -azul, amarillo, negro, verde y rojo- sobre el fondo blanco.

Muchos creen que cada uno de los colores corresponde a un continente; sin embargo, es una apreciación errónea -aunque sí es cierto que los aros representan a los cinco continentes- porque en su extensa biografía el pedagogo francés recalca que esos colores combinados con el blanco del fondo representan a todas las banderas de las naciones existentes en el mundo en 1913. “Estos cinco anillos representan las cinco partes del mundo que se han unido al olimpismo y que han aceptado competir sanamente. Además, los seis colores combinados representan a todas las naciones sin excepción. El azul y el amarillo de Suecia; el azul y el blanco de Argentina, Grecia y Guatemala; los tricolores de Alemania, Bélgica, Chile, Colombia, Estados Unidos, Francia, Hungría, Italia...; el amarillo y el rojo de España yacen junto a las nuevas banderas de Australia, Brasil y Venezuela, y a las del antiguo Japón y la joven China”, dejó escrito Pierre de Coubertin, que hizo hincapié en que “este es, realmente, un emblema internacional”.

La bandera se izó por primera vez en Alejandría, aunque, debido a que los Juegos de 1916 -estaban concedidos a Berlín- fueron suspendidos por la Primera Guerra Mundial, no hizo su debut olímpico hasta los de Amberes de 1920 que significaron un punto de inflexión.

En la revista ‘Olympic Magazine’, de noviembre de 1992 el historiador estadounidense Robert Barney comentaba que la idea de los anillos provino de la figura de dos anillos entrelazados -como el clásico emblema significando una pareja en matrimonio- de la Unión Francesa de Sociedades de Deportes Atléticos, organismo fundado por la unión de dos asociaciones deportivas francesas y de las ideas del psicoanalista Carl Gustav Jung, que comentaba que el círculo representa continuidad y al ser humano.


Durante su siglo de vida han existido tres banderas oficiales, las cuales poseen, además, un borde de  flecos o barbitas. La primera -fabricada en la tienda parisina de Bon Marché- fue usada para los Juegos de verano entre Amberes 1920 y Seúl 1988. La segunda es utilizada para los de invierno, desde los de Oslo 1952 hasta la actualidad. La tercera es usada para los de verano, desde los de Seúl 1988 hasta la actualidad.

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