lunes, 15 de octubre de 2012

Nacido para ser rey

Alberto González Camba, pese a que se retiró hace 25 años, es el piloto con más títulos de campeón autonómico de montaña.

La pasión por la velocidad y la gasolina le viene de familia. Hace un par de años recordaba con añoranza que su padre había competido en numerosas gincanas de motos y, como cualquier otro niño, comenzó a tomar como referencia todo lo que hacía su progenitor. Pese a eso, inicialmente encontró el rechazo de los suyos a que se dedicara al automovilismo por una cuestión de seguridad y, por lo tanto, de proteccionismo, aunque posteriormente fueron sus primeros seguidores cuando este pontevedrés de adopción comenzó a hacerse un nombre en el motor gallego.

Hace ya un cuarto de siglo que sus coches dejaron de rugir; sin embargo, nadie olvida las hazañas de Alberto González Camba, que llegó a ser todo un mito en el automovilismo gallego, del que ahora es una leyenda. A pesar de que han pasado 25 años desde su retirada sigue siendo el piloto gallego de montaña que tiene mejor palmarés gracias a sus siete títulos en el Campeonato Autonómico y sus 77 triunfos parciales, aunque también fue una vez subcampeón regional de la combinada rally-montaña.

Su inmenso palmarés lo adornan victorias en las subidas de montaña más prestigiosas de España en una época en la que estas pruebas eran un auténtico acontecimiento. Cabe recordar las miles de personas que edición tras edición presenciaban citas como la de Almofrei.

‘Alberto González Camba, uno de los pilotos más prometedores de España’, rezaba una revista especializada de la época o ‘Alberto González Camba, unha luz no neboeiro’, titulaba un periódico portugués después de verlo ganar en tierras lusas con su pilotaje descarado. Son publicaciones que reflejan la trascendencia de un campeón artesanal, porque no solamente se dedicaba a conducir con maestría su coche, sino que en muchas ocasiones era su propio mecánico.

Su leyenda la forjó cuando las carreteras se elevaban; sin embargo, también destacó en los rallys. Curiosamente, la primera competición automovilística en la que tomó parte fue uno de ellos, el Rías Bajas, a los mandos de un Alpine 1800 con el desaparecido Manolo Ardao como copiloto. Aunque participó en numerosas carreras de esa modalidad, realmente lo que más le gustaba era la subida porque «era otra manera de pilotar», recuerda con emoción.

González Camba arrasó allá por donde pasó. Ganó subidas en todos los rincones de Galicia, desde Almofrei hasta Verín. Acumula récords que difícilmente se igualarán y momentos inolvidables. La subida a Manzaneda la ganó en dos ocasiones en categorías diferentes, primero con un Alpine y posteriormente con un fórmula con la carretera llena de nieve. Unas condiciones imposibles para un coche de esas características; sin embargo, no solamente terminó, sino que lo hizo en primera posición, poniendo ruedas de agua y quitándole el morro al coche para que no golpease contra el suelo.

Su trayectoria triunfal comenzó en mayo de 1976 con un Fórmula Hispacar 1430 en la subida lucense a O Veral. Fueron doce años de triunfos. Cuando se pregunta por él a alguno de los que fueron sus rivales, estos reconocen que «lo suyo llegó a ser como lo de Schumacher». Su fama fue tal que hubo una época en la que pilotos de otras regiones españolas venían a Galicia para poder medirse a él. Otro de los triunfos que recuerda con más cariño es el conseguido en la ‘Rampa de Falperra’, en Braga, que era uno de las más importantes del calendario internacional y en la actualidad es puntuable para la Copa de Europa.

Tantos kilómetros y horas de coche por las viejas carreteras para competir unos pocos minutos acabaron con la paciencia del rey de la montaña. Los incentivos podían estar fuera, pero no había dinero porque los presupuestos se disparaban.

Las diferencias mecánicas de su era con la actualidad eran inmensas. Los coches eran copias de los Fórmula 1, pero de cuando competía Jim Clark, en los años 60. Eso no impidió que 25 años después nadie le haya superado.

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