domingo, 7 de octubre de 2012

Un triunfo de Alejandro Blanco

A estas alturas de la película está bastante claro que en la elección de la sede de unos Juegos Olímpicos poco o nada importa el porcentaje de realización del proyecto o la candidatura. En 2005 fue elegida Londres con una idea virtual y algo semejante sucedió en 2009 con Río de Janeiro, que jugó la baza del sentimiento.

Cuando fue la elección de la capital británica, Sebastián Coe desempeñó un papel determinante. Las 24 horas anteriores al día de al elección fueron claves.

Madrid juega su baza. Aprendió la lección. Ha puesto al frente de sus ilusiones a un hombre del olimpismo, que habla de tú a tú con el resto de presidentes de comités nacionales y con los miembros del COI. Es una cuestión de convencerlos, existe un altísimo porcentaje de juego político y de lobby. El poder hispano va en aumento o, mejor dicho, su situación ha mejorado.

Estos días se produjo una noticia que ha pasado desapercibida, pero que probablemente sea clave en el lenguaje olímpico. Europa va a dejar de ser el único continente que no tiene unos juegos deportivos propios. Un viejo proyecto se hace realidad y el culpable es el presidente del COE, Alejandro Blanco, que es el que más ha trabajado por el mismo. Es un triunfo doble porque Blanco no solamente ha sacado adelante el proyecto, sino que ha conseguido que la primera sede sea Azerbaiyán, lo que significa ganarse el favor de ese país y de una zona clave, teniendo en cuenta que una de las rivales de Madrid es Estambul.

Dentro de once meses en Buenos Aires –sede de la asamblea del COI en la que se decidirá la sede olímpica de 2020- podrá suceder cualquier cosa, pero por ahora España, con Alejandro Blanco al frente, está jugando perfectamente un partido clave para nuestro país, porque acoger los Juegos significa un impulso económico brutal, un mensaje de confianza extraordinario y rentabilizar una inversión ya realizada.

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